La guerra global contra el hambre, desplaza a la guerra contra el terrorismo
La Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial celebrada en Roma, a instancias de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), tenía como objetivo inicial abordar los desafíos que el cambio climático y la producción de biocombustibles representan para la producción mundial de alimentos; sin embargo, la carestía actual de cereales hizo derivar las deliberaciones hacia una búsqueda de soluciones para hacer frente a la hambruna que ya se ha presenta en las naciones del Sur. El precio de los alimentos aumentó un 37 por ciento en 2007 y un 16 por ciento más el primer trimestre de este año, según dio a conocer la FAO. El mayor uso del maíz para producir etanol, la creciente demanda de Asia, las restricciones comerciales y las malas cosechas son las razones a las que se atribuye la crisis alimentaria actual.
Para el Director General de la FAO, Jacques Diouf, ante esta situación “no hay tiempo para seguir hablando y es necesario actuar con urgencia”. El alto funcionario aseguró que son necesarios 30.000 millones de dólares anuales para relanzar la agricultura y evitar amenazas futuras de conflictos generados por la carestía de alimentos.
A ojos de la gente del común esta cifra puede parecer desorbitada, sin embargo no lo es tanto, si se tiene en cuenta que la venta mundial de armamento alcanza los 1,2 billones de dólares al año, mientras que también en el último año los países ricos desperdiciaron comida por valor de 100.000 millones de dólares y sus ciudadanos obesos consumieron un exceso de alimentos por valor de 20.000 millones de dólares.
La actual crisis alimentaria no da espera. Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), si no se actúa con celeridad, los aproximadamente 1.000 millones de personas afectadas hoy en día por la falta de alimentos pasarán a ser 2.000 millones de la noche a la mañana, como consecuencia de la duplicación de los precios de los alimentos y los combustibles.juicio del Banco Mundial (BM), el aumento de los precios de los alimentos puede atribuirse concretamente a la disminución de la producción agrícola, las crisis climáticas, el incremento del consumo de carne y la transición al cultivo de productos empleados para la elaboración de biocombustibles.
A fin de cubrir la creciente demanda de alimentos, la producción mundial deberá aumentar en un 50% para el año 2030, aseguró el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. “Es importante dar una respuesta inmediata a la carestía de alimentos, pero también es importante que nuestro objetivo sea la seguridad alimentaria a largo plazo”, subrayó Ban Ki-moon, recordando que “antes de la emergencia actual, más de 850 millones de personas sufrían hambre en el mundo”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario