La cocina inteligente "aprende" a reciclar

Si la cocina es una de las partes de la casa en la que más energía se consume, ¿por qué no empezar a tomarse en serio el desafío ecológico precisamente en esta habitación del hogar? La cocina “inteligente”, diseñada por un equipo de científicos de Philips ha conseguido crear un prototipo de fogones verdes que se incorporan a la encimera.

El grifo del agua aprende a leer la temperatura deseada por quien lo utiliza. Y debajo de los hornillos se abre un compartimiento, que transforma los desechos orgánicos en abono para las plantas.

Por el momento, se trata de un prototipo recién salido del laboratorio, pero Rudy Provoost, presidente ejecutivo de Philips, cree que la cocina verde, a la que ha llamado Green Cuisine, podría estar en la calle en tres o cinco años. "En la cocina la mitad de los residuos pueden ser aprovechados, y el consumo de agua casi siempre es excesivo”, plantea Provoost.

La pieza clave de esta cocina- gadget ecológico es la mesa central, en la que se puede cocinar y enfriar: cambia de función sólo a través del tacto. Permite, entre otras cosas, mover una sopa a medio cocer a través del mueble, para que siga la cocción en otro punto. Una de sus esquinas funciona como un panel de información: mide el consumo de energía y lo compara con el gasto de la última semana, enfatizando el consumo responsable.El fregadero también es “inteligente”: evita desperdiciar agua para que salga caliente seleccionando la temperatura deseada.

Otro punto importante de esta cocina ecológica es el concepto de lo que Philips llama el frigorífico deconstruido. Consiste en tener compartimentos para cada alimento, con la temperatura adecuada. De esta forma es posible, por ejemplo, conservar la verdura con mucha humedad, y cerrar el recinto con bombillas de bajo consumo (tipo led), que favorezcan la maduración de los alimentos.

Los residuos orgánicos que sobran en la cocina ecológica se almacenan en un cubo hermético para conseguir, en dos semanas, bloques de abono para las macetas, mediante un proceso de fermentación llamado bokashi. Esta técnica, procede del japonés y que se traduce como “materia orgánica fermentada”.

La base del bokashi que utilizan los agricultores japoneses son los residuos de arroz y de soja; así como la harina del pescado para prevenir la presencia de microorganismos perjudiciales para sus cultivos. (Fuente: Ambientum)

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