Después de Dios, la Olla
El poder principia en la olla. La cruel fidedigna historia del hombre recuerda que, aún después de Cristo, lo más pobres renunciaban a la libertad, entregándose en servidumbre con tal de asegurar la alimentación de los hijos. La humanidad primaria dependia de cazadores o cosechas para aplacar el supremo y básico instinto de seguir viviendo. Además, el consumo de proteínas calorías influía en la evolución de la especie. Los hombres de Cromagnon desplazaron a la estirpe de los Neanderthal porque estaban mejor alimentados. De ahí la olla más suculenta perteneciera siempre a los más fuertes y capaces, a los astutos, quienes desarrollaban mayor inteligencia y eran más valientes. De otor lado, la abundancia de alimentos (y la posibilidad de conservarlos) dio origen a las primeras concentraciones de riqueza, que a su vez consolidaron el poder político y el dominio de unos hombres sobre otros.
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